El laico adorador debe procurar tener una vida espiritual sólida, de lanzamiento hacia los grandes proyectos que tiene Dios, en un mundo tan lleno de actividad y con un ritmo tan frenético de vida, el seglar se enfrenta a un cúmulo de ruidos e imágenes que alterar fuertemente su vida alejándolo de un ambiente de paz y de armonía. No es facil llevar para ellos una vida espiritual fuerte que proyecte el alma al interior y no al exterior, es un ejercicio que exige que el Adorador se adentre en sí mismo, dándose tiempo para adorar y forjando su voluntad para llevar un horario donde pueda acudir a la fuente de las gracias, que es Dios.
Un adorador, es aquel que se entrega en una intima y profunda manifestación de gratitud, “es sumergirse en el océano sin riberas, como decía Mons. Juan Bautista Castro, adorar es manifestar un amor que tiene toda la grandeza, toda la ternura y toda la ternura”
Un adorador, es aquel que se entrega en una intima y profunda manifestación de gratitud, “es sumergirse en el océano sin riberas, como decía Mons. Juan Bautista Castro, adorar es manifestar un amor que tiene toda la grandeza, toda la ternura y toda la ternura”